martes, 5 de junio de 2012

Ayer, a la hora de la comida, llamaron a la puerta. Era una mujer de unos 35-40 años pidiendo dinero, o algo de comer. Aspecto normal, educada, de hecho estaba incluso avergonzada. Hasta ahí, por desgracia, una escena cada vez más corriente. Lo que me choco, es más, lo que me encogió el alma fue la forma en que se despidió. Me dijo: "gracias por abrirme la puerta" Así, tal cual. Y como debió verme la cara, concluyó: "cada vez hay menos gente que lo hace".
Hoy, hace apenas un ratito, en los contenedores de basura de mi calle, un señor de unos 50 años, aseado, con ropa decente, estaba sacando las bolsas, abriéndolas, y rebuscando entre ellas, intentando no perder la dignidad, si es que, llegados a según que extremos, la misma le importaba algo. En mercadona hay grupos de personas que esperan al cierre para ver que tiran ese día y llevárselo... noche tras noche.
Así que, lo siento, pero me vais a permitir que vomite una pequeña cantidad de la mierda que nos están haciendo tragar. Y diga: que, de verdad, ya es hora de reaccionar. No manifestándonos; no haciendo foros, agrupaciones y llegando a consensos con las administraciones y los políticos, PORQUE ese es su juego, y llevan riéndose en nuestras caras años. Toca dar escarmientos, abrir los ojos y luchar por lo que es nuestro, es decir, nuestro país, este mundo... nuestro futuro. Y si para eso tiene que empezar a correr la sangre, quizá ya esté llegando la hora. De quitarles el poder. De demostrarles que nada es más importante, nada está por encima del ser humano. Y a todos vosotros, IMBÉCILES aborregados, sin criterio propio ni capacidad de veros siquiera el culo, que perteneceis a partidos, sindicatos y demás basura, y los votais, los defendeis a sangre y fuego, agarrados a vuestra cerrazón e incultura, a todos vosotros, digo, os aviso. Queda bastante menos de lo que, si quiera sois capaces de imaginar, para que todo esto reviente. Para que ese padre de familia que rebusca en la basura, esa mujer con carrera que va de puerta en puerta, y esos miles de jovenes que no ven porvenir alguno exploten, se den cuenta de que ya no tienen mucho que perder, y empiecen a entender porqué sus tatarabuelos terminaban degollando a las autoridades por las esquinas cuando no quedaba otra. Porque tendremos móviles, internet y videoconsolas... pero desde hace 500 años, en realidad nada ha cambiado.

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