Ayer,
a la hora de la comida, llamaron a la puerta. Era una mujer de unos
35-40 años pidiendo dinero, o algo de comer. Aspecto normal, educada, de
hecho estaba incluso avergonzada. Hasta ahí, por desgracia, una escena
cada vez más corriente. Lo que me choco, es más, lo que me encogió el
alma fue la forma en que se despidió. Me dijo: "gracias por abrirme la
puerta" Así, tal cual. Y como debió verme la cara, concluyó: "cada vez hay menos gente que lo hace".
Hoy, hace apenas un ratito, en los contenedores de basura de mi calle,
un señor de unos 50 años, aseado, con ropa decente, estaba sacando las
bolsas, abriéndolas, y rebuscando entre ellas, intentando no perder la
dignidad, si es que, llegados a según que extremos, la misma le
importaba algo. En mercadona hay grupos de personas que esperan al
cierre para ver que tiran ese día y llevárselo... noche tras noche.
Así que, lo siento, pero me vais a permitir que vomite una pequeña
cantidad de la mierda que nos están haciendo tragar. Y diga: que, de
verdad, ya es hora de reaccionar. No manifestándonos; no haciendo foros,
agrupaciones y llegando a consensos con las administraciones y los
políticos, PORQUE ese es su juego, y llevan riéndose en nuestras caras
años. Toca dar escarmientos, abrir los ojos y luchar por lo que es
nuestro, es decir, nuestro país, este mundo... nuestro futuro. Y si para
eso tiene que empezar a correr la sangre, quizá ya esté llegando la
hora. De quitarles el poder. De demostrarles que nada es más importante,
nada está por encima del ser humano. Y a todos vosotros, IMBÉCILES
aborregados, sin criterio propio ni capacidad de veros siquiera el culo,
que perteneceis a partidos, sindicatos y demás basura, y los votais,
los defendeis a sangre y fuego, agarrados a vuestra cerrazón e
incultura, a todos vosotros, digo, os aviso. Queda bastante menos de lo
que, si quiera sois capaces de imaginar, para que todo esto reviente.
Para que ese padre de familia que rebusca en la basura, esa mujer con
carrera que va de puerta en puerta, y esos miles de jovenes que no ven
porvenir alguno exploten, se den cuenta de que ya no tienen mucho que
perder, y empiecen a entender porqué sus tatarabuelos terminaban
degollando a las autoridades por las esquinas cuando no quedaba otra.
Porque tendremos móviles, internet y videoconsolas... pero desde hace
500 años, en realidad nada ha cambiado.
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